Las mejores sorpresas
son las que no se esperan,
las que se dan un día cualquiera,
de madrugada o en la siesta.
son las que no se esperan,
las que se dan un día cualquiera,
de madrugada o en la siesta.
Sorpresas que iluminan la cara,
las que te sacan sonrisas
y alguna lagrimilla,
las que te dejan con la boca abierta
y las ganas despiertas.
Sorpresas que vienen y van,
que no encuentras palabras
más allá de las gracias;
sorpresas que gustan,
que hacen falta,
que llenan,
y que deseas que se repitan.
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