sábado, 21 de abril de 2018

Hoy es siempre (Ismael Serrano)


Un palacio abarrotado
ante la llamada de Serrano,
veinte años son pocos
para celebrarlos cantando.

Madrid rendido a tus pies,
tarareando versos a tu compás;
eres trovador, compositor y poeta,
y los corazones laten al unísono,
compañero de muchos momentos
pones letras a nuestras vivencias,
nadie podría haberlas descrito mejor.

Tu ciudad, tu tierra, te veneran,
queremos que vuelvas
a celebrar veinte años más
sin esperar que pasen tantos,
a llenarnos de ilusiones,
a compartir con nosotros
tus inquietudes, tus sueños,
a seguir siendo la banda sonora
de nuestro tiempo.

martes, 10 de abril de 2018

Profesiones imposibles



Soñaba con ser..
el dragón que rescatara a la princesa,
un ladrón de pobres
para robarles sus miserias,
arquitecto de castillos de arena,
conductor de cometas
o investigador de regalos
de los Reyes Magos.

Quería ser...
piloto de aviones de papel,
pintor de sonrisas en los días tristes,
desatascador de mares,
médico del tiempo
que curara la eternidad del momento;
psicólogo de cuerdos,
diseñador de estrellas fugaces
surcando el universo,
dibujante de renglones torcidos,
domador de tanques
o recolector de frutos prohibidos.

Quería ser...
guardián de tesoros ocultos,
repartidor de abrazos
que se pagaran solo con besos,
probador de disfraces
y recaudador de flores
en todas las estaciones;
secuestrador de relojes
que no nos hicieran perder el tiempo.

Soñaba con ser...
zapatero de corazones rotos,
sastre de ilusiones,
cocinero de esperanzas
y abogado de imposibles causas;
buscador de objetos perdidos,
ganador sin ganas,
descubridor de canas
en cabezas ancianas.

Y llegar a la jubilación
sin haber cotizado nada,
y que no hiciera falta pensión
por haberlo hecho todo con amor.

Sin techo (continuación)




Hace días que no lo veo,
os va a parecer mentira
pero lo echo de menos
cuando falta a mi cita.

¿Estará malo,
le habrá pasado algo,
tal vez ha buscado sitio nuevo
o lo habrán echado del banco?

Me había acostumbrado a su presencia,
de hecho le llevaba comida
casi todos los días,
imaginaba cómo habría sido su vida,
si habría sido feliz, sus penas y alegrías.

Pasan las semanas,
paso por la Castellana
varias veces a propósito,
pero mi intento es infructuoso
cuando veo su sitio vacío y solo.

Sin techo




Tumbado en un banco de la Castellana
lo veo todas las mañanas
cuando voy a trabajar,
no sé si es hombre o mujer,
tiene la cabeza tapada
y no lo puedo ver.

A su lado hay un carrito
con todas sus pertenencias;
qué curioso, pienso,
hasta los que no poseen nada
también dejan herencia.

Es una mañana fría de invierno,
las aceras están mojadas,
hace escasas horas que ha llovido
y no llevo paraguas;
en mi bolso tan solo un bocadillo
y una botella de agua,
es mi almuerzo de la mañana
pero en realidad a mí no me hace falta;
así que lo dejo junto a sus zapatos
como si fuera un Rey Mago
y sigo mi camino,
espero que sea de su agrado.

Mañana no sé si estará
pero llevaré ración de más
por si me lo vuelvo a encontrar.

lunes, 2 de abril de 2018

Geometría


 
Al cuadrado no le gustaban sus lados,
eran todos iguales
pero él quería ser diferente;
sentía que le daban de lado
que su área era un lado al cuadrado,
que le faltaba abecedario
y le decían que era cuadriculado.

Siempre le había tenido envidia al triángulo
que aunque a veces era un poco obtuso
era muy agudo en sus comentarios;
todos le decían que era muy equilibrado
y por eso comúnmente le llamaban equilátero;
tenía la base a su altura
y no era necesario dividirlo entre dos,
pero le hacía falta el cuadrado a sus catetos
para que con su suma
Pitágoras se saliera con la suya
y encontrase la hipotenusa,
también al cuadrado.

A cuadrado no le podían llamar por su nombre,
sin embargo, triángulo tenía varios;
podía ser rectángulo, escaleno,
incluso hasta isósceles;
cuadrado era solitario,
por pareja solo tenía a regla,
pero triángulo iba siempre acompañado,
además de por su pareja,
de transportador, escuadra y cartabón;
juntos hacían el triángulo imperfecto del amor,
¡qué cabrón!,  pensaba,
él liga un montón,
y yo, en cambio, no.

Y para cerrar el círculo
ambos se morían por la circunferencia,
que a diferencia de ellos
no tenía líneas rectas;
soñaba con mirar los vértices
de los que carecía
desde todos sus ángulos;
y no dejaba de mirar a todos sus lados
en busca del cuadrado perfecto
y el triángulo inverso.

No sabían que todos eran importantes;
que el triángulo sirvió de base a las pirámides,
que el cuadrado trajo de cabeza
a los seguidores de Rubik,
y que el círculo, redondo y sin aristas,
dio vida a la luna y al planeta Tierra;
y que con el tiempo
existiría una ciencia,
parte de las matemáticas,
que estudiaría sus figuras
y que llamarían Geometría;
asignatura que, por desgracia,

yo nunca aprobaría.