Adiós en la estación

Saludó por la ventanilla del tren;
era un adiós camuflado,
no quería perder la sonrisa
pero sabía que no la volvería a ver.

Ella estaba en el andén,
pañuelo en mano y roja la mejilla,
sabía que esa lejanía
se interpondría entre los dos;
aunque también disimuló.

Poco a poco se alejó;
lloró en la cola del último vagón,
la distancia convertía
su amor en utopía.

En los siguientes meses
permaneció en la estación;
pasaron muchos trenes
la esperanza es lo último que se pierde;
pero nunca regresó.

Un día cualquiera

No hay nada como despertar
con una taza de café,
el sol entrando por la ventana
una mañana recién levantada,
despeinada y en pijama.

Mirar el horizonte
y disfrutar del paisaje;
respirar el aroma de tostadas
viendo pasar las horas,
dejar que el sol acaricie la piel,
escuchar el silencio en el ambiente;
embriagador y envolvente.

No sé si es domingo o mitad de semana
pero voy a disfrutarlo con ganas.

Cuestión de orgullo

Se rebeló contra el mundo,
no era distinto por ser diferente,
importa lo de dentro
que es lo que se siente.

No dio explicaciones,
tampoco justificaciones;
solo vivió
acorde a sus emociones.

Quería ser feliz,
amar hasta el final;
sin entender de condiciones,
y sin importar las opiniones.

Y a ello entregó su vida;
a vivir como quería
y a amar a quién quería
compartiendo el día a día.