Noche de San Juan

Noche de luna y fuego,
larga en vela,
corta en tiempo,
noche de amor eterno. 

Noche de conjuros
pasión y besos;
aromas de humo,
olor a sueños;
sabor a incienso,
cartas en verso,
calor desnudo.

Noche de hoguera
ceniza y llamas,
noche de luz y brasas;
deseos que vuelan
y el cielo atrapa,
noche para soñar,
noche de San Juan.

Romper con las rutinas

Las rutinas terminan con todo,
incluso con uno mismo;
la vida es un cambio constante,
por eso hay que saber adaptarse;
buscar lo diferente,
ser valiente y no conformarse;
huir de lo cotidiano,
convertir en nuevo lo añejo,
empezar de cero
sin regresar al comienzo;
reinventarse;
deshacerse de lo viejo,
avanzar sin miedo
y apostar por lo bueno.

Cuestión de actitud

Paseaba por la orilla del río
con las manos en los bolsillos,
lejos de la gente y el bullicio;
hablando consigo mismo.

Sin trabajo, sin familia, sin amor;
abandonado de sí,
no era feliz;
se decía que no podía seguir así,
que tenía que olvidar y continuar;
le quedaba mucho por vivir.

Aceleró el paso
y comenzó a saltar
de acera en acera,
había que sobrevivir;
ponerse el mundo por montera.

Ya no fue el mismo,
una mera cuestión de actitud
cambió su pensamiento;
se puso manos a la obra
y reconstruyó su mundo.

Armas de mujer

Se puso sus mejores galas
para salir a bailar;
vestido negro y zapato alto,
recogido en el pelo;
sobre los hombros, un pañuelo;
y del brazo, un bolso ligero.

Quería estar guapa
y llamar su atención,
pensó que era la forma
de conquistar su amor;
pero no supo que él
se fijaba siempre
en el maquillaje interior;
suave, sin apenas rubor,
le gustaba lo sencillo,
lo que salía del corazón.

No tuvo nada que hacer,
recogió sus armas de mujer
y con paso firme, se fue.

Liberarse y volar

Se sentía atrapado en su jaula;
él solo quería volar,
conocer la libertad,
viajar a otro lugar;
liberarse de invisibles cuerdas
que le ataban a la realidad,
solo quería imaginar
que era posible escapar,
sentir la brisa del mar.

Y creyó en él,
pensó que era posible
curar sus alas rotas
y el vuelo emprender;
rompió sus barrotes
y liberó su mente;
y se fue;
y ya jamás quiso volver.

Ganas

Tenía las ganas intactas
de volver cada día de madrugada
a dormir al lado de su amada
y abrazar sus sueños
bajo la almohada.

Los días eran eternos
y las noches aún más largas,
daba tragos amargos
de una soledad en llamas.

Solo le quedaba el recuerdo
como una mala resaca,
que en su memoria tatuado
a fuego lento y pausado,
le miraba sin pena la cara.

A su regazo quería partir,
le quedaba mucho por sentir;
sabía que sería feliz
en el momento que llegase allí.

Mujer feliz

No necesitaba grandes cosas para ser feliz;
se levantaba cada día con ganas de aprender,
de ser mejor y a todos sonreir.

Incesante luchaba por la justicia,
era su vida
y a ello dedicaba sus fuerzas;
ayudar era su lema,
convertir en alegría sus penas.

Así se mostraba de cercana,
ya no le importaban las palabras,
eran sus hechos los que hablaban,
no necesitaba decir nada.

Y así vivió, sosegada,
en plena armonía su alma;
así murió, pausada,
sintiendo el amor en calma.

Baila

Baila;
aunque la vida te dé la espalda,
aunque apenas tengas ganas,
baila y no digas nada.

La música cura el alma,
escucha la melodía con calma,
sigue el ritmo sin pausa
y verás como todo cambia.

Continuar

Continuó su camino;
era un largo viaje a ninguna parte
pero tenía que moverse,
sabía que permanecer inmóvil
era la muerte.

Y caminó sin mirar atrás,
el incierto futuro abrió sus brazos
y como niño sin miedo
corrió a su encuentro.

Tardó en llegar
y comprendió que lo importante
no era alcanzar el final,
seguir el rumbo sin abandonar
era la lección que debía encontrar.