Aunque dibuje siluetas en la oscuridad
y pinte de colores los días claros...
mientras no estés a mi lado
no hallaré cura para esta soledad.
No notaré tu ternura
aunque tus manos sean suaves
si no me acaricias con dulzura,
si tus labios no destilan bondad
no sosegarán mis noches oscuras,
ni mis sueños encontrarán
el cobijo a la luz de tu luna.
Abrázame con fuerza,
sé mi fugaz estrella,
guíame en esta senda
para darme la serenidad
que marque mi estela.
Los miedos en la mente están,
invisibles en la memoria,
disfrazados de complejos,
girando como una noria.
Hoy superas barreras
en el tiempo ancladas,
hoy decides romperlas,
prueba superada.
Solo quien es capaz,
valiente y tenaz,
consigue su mal enfrentar,
un poco más,
y todos los temores
desaparecerán.
Me da miedo la oscuridad de la noche
porque a menudo creo que es
la oscuridad de mi alma,
en ella no existen luces, solo sombras
que recorren mis rincones a solas.
Nada parece ser lo que es,
todo se muestra desdibujado ante mi ser,
ninguna luz se deja ver
y todo parece vuelto del revés.
He de aprender a leer en la oscuridad,
a descifrar los mensajes en soledad,
porque solo así haré frente
a los muchos y viejos temores
que acompañan mi mente
por el sendero de la noche.
N
oche confidente
que duermes a mi lado,
deja que te cuente
mis sueños deseados.
Tápame con tus manos
bésame en la frente,
susúrrame al oído
canciones de antaño.
Al abrigo de tu voz
mece mi descanso,
vela mi silencio,
acuna mi desvelo,
mientras yo duermo
protege mi sosiego.
Soltando amarras, izando velas,
sin ancla, sin brújula,
desconociendo el rumbo,
soplando el viento.
Y en esa travesía
dejarse sorprender.
Así es la vida;
desconocida,
imprevista,
sin lastre ni timonel;
anudando cabos,
desatando nudos,
y muriendo por volver.
Una guitarra me acompaña
en una soledad sosegada,
sobre sus cuerdas descansa
mi voz triste y cansada.
En sus notas una mirada
como una lanza clavada,
al cielo una señal clama,
y en el murmullo de la calma,
una guitarra llora
junto a mi alma.
Todos los días camino del trabajo
las mismas caras, los mismos coches;
los mismos paisajes.
¿Qué será de aquellos
que comparten de su vida unos instantes
conmigo todos los días, a la misma hora,
en la misma calle?
Simples desconocidos de los cuales no sé su nombre
pero que echo de menos si faltan a mi cita temprana,
¿te has retrasado? ¿te ha pasado algo?
quizá ¿has cambiado de trabajo?.
Con el tiempo nos vamos saludando,
¿hola, que tal? ¿Andas tarde?
parece que llueve, ¡qué frío hace!.
Imagino qué hay detrás de ellos,
con qué personas comparten sus quehaceres,
cuántos hijos tienen, maridos o amantes.
Y con el tiempo nos vamos conociendo
y un día me fijo en alguien,
¡cómo no lo he visto antes!
y también sonríe, tímido,
compañero de viaje....
Porque elevar la voz no es gritar,
porque alcanzar metas no es trepar,
porque ambicionar no es soñar despierto,
porque amar no es querer sin más.
Porque un llanto no es siempre motivo de tristeza,
porque una sonrisa a veces no es felicidad,
porque tender la mano no supone que te la nieguen,
porque luchar no siempre es vencer.
Porque soñar no significa evadir la realidad,
porque un traspiés no es perder la inocencia,
porque un aplauso no disimula un fracaso,
porque recordar no es anclarse al pasado.
Porque nada es lo que parece.
