Paseaba por la orilla del río
con las manos en los bolsillos,
lejos de la gente y el bullicio;
hablando consigo mismo.
con las manos en los bolsillos,
lejos de la gente y el bullicio;
hablando consigo mismo.
Sin trabajo, sin familia, sin amor;
abandonado de sí,
no era feliz;
se decía que no podía seguir así,
que tenía que olvidar y continuar;
le quedaba mucho por vivir.
Aceleró el paso
y comenzó a saltar
de acera en acera,
había que sobrevivir;
ponerse el mundo por montera.
Ya no fue el mismo,
una mera cuestión de actitud
cambió su pensamiento;
se puso manos a la obra
y reconstruyó su mundo.
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