No hay nada como despertar
con una taza de café,
el sol entrando por la ventana
una mañana recién levantada,
despeinada y en pijama.
con una taza de café,
el sol entrando por la ventana
una mañana recién levantada,
despeinada y en pijama.
Mirar el horizonte
y disfrutar del paisaje;
respirar el aroma de tostadas
viendo pasar las horas,
dejar que el sol acaricie la piel,
escuchar el silencio en el ambiente;
embriagador y envolvente.
No sé si es domingo o mitad de semana
pero voy a disfrutarlo con ganas.
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